202 PANORAMAS DE LA VIDA
El judío deploraba aquella desercion con apasionadas palabras.
—Ingratos !—decia—; criaturas hechas para mal! ¡Preferir á la amorosa blandura de mi trato, la compañía de esos desalmados! Oh! recoged, edúcad, habituaos á seres, que os abandonarán el mejor dia, dejándoos una herida en el corazon!
Sin embargo, aquellos niños le habian dado en un trabajo de cuatro meses, cantidades inmensas de oro, que elevaban muy alto la cifra de su fortuna.
Samuel imitó mi ejemplo, y llevó su trabajo á la angostura del arroyo. A
Cedíle mi puesto, y subí hasta un parage donde el arroyo formaba un recodo socavado en la roca por el curso torrentoso de las aguas, que corrian allí con rapidez, sobre un lecho de pizarra y de cuarzo.
Un poco mas abajo, esta capa de pizarra quebrada en anchos trozos, abria á la corriente numerosas cavidades en que se perdia murmurando, para reaparecer despues derramándose entre pintados guijarros.
Dejé á un lado mi barreta, y sentándome sobre un trozo de pizarra hundí la mano en uno de esos pequeños remansos. Retiréla llena de oro!