UN VIAJE AL PAIS DEL ORO 213
bebida hizo recobrar el habla á Samuel que volviendo hacia mí sus apagados ojos:
—El Dios de mis padres se ha apartado de mí—exclamó—porque yo me he apartado de sus caminos, por seguir los de la iniquidad!
El semblante de Samuel se descomponía cada vez mas, y la huella de la muerte se marcaba profundamente en los contornos de su boca.
—Si—continuó con apagada voz—hé cambiadu al Dios de Abraham por el becerro de oro; yá este hé sacrificado mi juventud, mi vida, y todos los afectos de mi alma. .... Ahora mismo, que las fuerzas me abandonan, y que el dolor se ha posado en mi cuerpo, la idea de dejar mis tesoros, Pero....: ¿ leas vuélveme
Un horrible calambre contrajo todo su cuerpo y ahogó la voz en su garganta.
—En nombre del cielo,—esclamé, asustado de aquella ajitacion desesperada—Samuel! cálmate, amigo. Deseas mas oro? Yo te daré todo el que quieras. Tú no sabes! lo he encontrado á montones en los cenegales de la hondonada.... Mira!
Y le presenté mi gamella casi colmada del oro que habia extraido en la jornada.
A su vista los ojos del judío ya vidriosos y