218 PANORAMAS DE LA VIDA
mercader de comestibles que estaba leyendo un periódico á dos vecinos, y hacia grandes esclamaciones sobre algun suceso trágico allí referido.
—¡Perderse un tan hermoso buque !—esclamaba— era sin duda el mejor de la antigua compañía.
—Y pensar que tantas desgracias las ocasionó solo el descuido de un fogonero!
—Descuido ?—Llámele V. mala intencion y lo habrá acertado: oiga Y., sino este párrafo.
«Por mas investigaciones que se han hecho, imposible ha sido encontrar al fogonero que ocasionó este horrible incidente que ha costado la vida 4 mas de veinte personas. Su desaparicion hace sospechar en él una intencion criminal.»
Al escuchar aquella lectura, mi corazon se estremeció: un horrible pensamiento cruzó mi mente.
—En nombre del cielo—dije al mercader—dígnese V. sacarme de una cruel ansiedad. En ese trájico incidente ¿se trata del « Nuevo Mundo?»
El mercader (todavia un yankee) miróme de piés á cabeza; y por no derogar, hablando á un desconocido; y ainda mais, á un desconocido tan 'indijente, mostróme la puerta, entregándome mis compras y guardándose el dinero.
Fuerza me fué alejarme, aunque llevaba el alma agobiada por un lúgubre presentimiento.
Sin embargo, cuando dejadas atras las «últimas
