320 PANORAMAS DE LA VIDA
camino, para evitar el choque de los grupos de gente que lo llenaban, yendo y viniendo, envueltos en la sombra, corriendo, deteniéndose, llamando, interrogando y prorumpiendo en gritos de alegria ó de dolor.
—Guillermo ?—exclamaba una voz.
—Mamá ?
—Hijo del alma! Bendito seas, Dios mio, que me lo devuelves!
Y besos mezclados de sollozos, resonaron en las tinieblas.
—Como! este niño, que no tendrá aun doce años, estaba en las baterías! ¿quien tuvo la crueldad de enviarlo allí ?
—Soy, por dicha, alumno del colegio militar, es decir que, aunque escalando los muros del establecimiento, me presenté al combate en corporacion.
Mas luego nos diseminamos en diferentes baterías! Yo elejí la de Chacabuco.
—Entónces ¿conoció usted al jóve Abel Galindez?
—Murió en la explosion de la torre de la Merced.
—Abel!! hermano mio!!...—Un grito terminó esta dolorosa esclamacion.
La negra silueta de un jinete que pasó á nuestro lado, fué por todas nosotras reconocida.
—Pelipe!