ESCENAS DE LIMA 357 tul, é iguales guarniciones recojidas con ramilletes de azahares.
Desde lo alto de la columna, tan largo como la cola que se estiende en cascada de blondas, esa prenda alegórica de la desposada, un velo de malinas, orlado con una ancha guarda de bordado esquisito, se derrama sobre el delicioso vestido como una vaporosa niebla.
Coronando ese todo maravilloso, una guirnalda de las mismas flores que adornan la túnica, abre sus blancos pétalos entre hojas de esmeralda, dejando caer hácia atrás dos largos festones hasta lo bajo de la falda.
La bella María Rosa realzaba ese elegante traje, menos con sus valiosas joyas que con la modestia y la gracia innata de su porte.
Y él, Eugénio! Una aureola de felicidad circundaba su frente y daba nuevo realce á su varonil belleza.
Así hablaba un apuesto jóven al referir la fiesta nupcial que acababa de presenciar.
Embebidas, y la mente en dulces ensueños, escuchábanlo mis lindas amigas, cuando él añadió: Dentro .de poco Pablo R.. servidor de ustedes, y Emilia T. su amada, serán los protagonistas en una escena igual.
Pablo era amanuense en un Ministerio; Emilia, hija de un indefinido.