ESCUNAS DE LIMA 359
El fantasma calló; y levantando el harapo que cubria su seno, mostrómo prendidos con avidez á sus pechos dos niños flacos, pálidos, hambrientos.
—Estos serán vuestros hijos—añadió —porque despreciais el ejemplo de las aves del cielo, que forman el nido antes de traer la familia.
Desperté, muy contenta de que aquello fuera un sueño, pero resuelta á escuchar en él la yoz de Dios.
Y yó desahucié á Pablo; porque, en efecto, aquella vision era horrible.
Señoras—decia la otra noche un viagero en una soirée—el diablo es un tonto de capirote. Pues, ¿no cuenta como un poderoso medio de tentacion el espectáculo del mundo? Ah! yo lo he visto, no de lo alto de la montaña, cual él lo mostró al Hombre-Dios, sino palpado con la mano, recorrido del setentrion al medio dia, desde el ocaso á la aurora; hélo contemplado, bajo todos sus prismas; y vuelvo desalentado, y con una sola aspiracion: —hacerme ermitaño.
Ayer, contemplando el gentío que llenaba las calles, en pos de una procesion, recordaba las sombrías palabras de aquel pesimista; porque