40 PANORAMAS DE LA VIDA
De repente noté con asombro que aquellas pupilas terrosas brillaban con una luzamarillenta. Acerqué mas la llama del cerillo, y ví multiplicarse el mismo resplandor en la boca, las manos y los oidos de la momia.
Todo lo comprendí entonces. Uya escena lúgubre se desarrolló en mi mente, y vi animarse el siniestro grupo, y sus miradas estintas, y la secular sonrisa impresa en sus lábios secos, estaban diciendo todavía: ¿Quereis oro? ¡Toma oro! Y el hombre de sangre fué relleno del funesto metal que vino á conquistar á precio de tantos crímenes.
Mis compañeros, chasqueados en susinvestigaciones bajo el pavimento del subterráneo, recibieron un gran alegron cuando les mostré el oro que encerraba la :: momia blanca. Pero en vano procuré hacerles comprender su valor científico: rieron de mí, y seducidos por unos cuantos puñados de oro, destruyeron esa interesante página de la historia.
A mi me permitieron llevar unidolito preciosamente trabajado en arcilla negra, y en el que yo reconocí uno de esos oráculos que los indios consultaban en sus templos.
Encantada con esta adqui
ion, recogí mi caballo y seguí á aquellos hombres que, agradecidos á mi hallazgo, me volvieron al camino por una senda menos áspera que la que traje para bajar al agua;