5U PANORAMAS DE LA VIDA
dos tazas de leche de oveja, azucarada, y sirviéndolas sobre una gran mesa cubierta á medias por un pequeño mantel, se puso á cenar conmigo, muy contento de tener con quien hablar del mundo de los vivientes en aquel lugar de destierro.
Nada hay tan triste como la existencia de un cura de puna. Colocado entre una naturaleza muerta y un pueblo salvaje, sus ojos y su espíritu no encuentran donde posarse, sino es en el recuerdo.
Sin embargo, la palabra de aquel hombre sabia colorearlo todo; y las siembras de las papas, la cosecha de la quínua, el corte de la cebada y el esquileo de los rebaños, incidentes triviales, tomaban en sus labios la gracia y el poderoso interés del idilio.
Dos dias despues, al cerrar la noche, divisé de lo alto dela cuesta, estendida á orillas del Chuquiago, aquella Paz ála que yo habia jurado jamás volver, como si algo pudiera resistir ála poderosa ola del destino.
Y volví á pisar aquellas calles tortuosas, pobladas con los recuerdos del pasado; recuerdos tristes, pero dorados por el sol lejano de la juventud; y encontré los afectos de la amistad y de la familia, que envolvieron mis dias en su calurosa atmósfera.
Pero ¡ay! mis ojos iban á buscar siempre un punto en el horizonte.