El pastelero da a su pieza forma elegante; la embellece con rosetones, franjas y meridianos como rajas de melón. El Phaneus no es extraño a esta estética culinaria. Con la caja de su pastel de hojaldre hace una magnífica calabaza, adornada con grabados de improntas digitales.
Inmediatamente se adivina que la envoltura, corteza ingrata y muy poco impregnada de extracto sabroso, no está destinada al consumo. Es posible que cuando la larva adquiera un estómago robusto, raspe un poco de la pared de su pastel; pero, en conjunto, hasta la salida del insecto adulto, la calabaza permanece intacta; al principio es la guardadora de la frescura de la empanada y en todo tiempo cofre protector del recluso.
Por encima de la pasta fría, en la base del cuello de la calabaza, hay una cámara redonda de pared de arcilla, continuación de la pared general. Un suelo bastante espeso de la misma materia la separa del pañol de los víveres. Es la cámara natal. Allí está puesto el huevo, que encuentro en su sitio, pero seco; allí nace el gusanillo, que para llegar a la píldora nutritiva tiene previamente que abrir una trampa a través de la pared que separa los dos pisos.
El gusano nace en un cofrecillo dispuesto encima del montón alimentador, pero no comunica con él. La larva recién nacida tiene que perforar por sí misma, en tiempo oportuno, la tapadera del tarro de conservas. Y, en efecto, más tarde, cuando se encuentra el gusano sobre la empanada, se ve una perforación en el suelo, lo suficiente para el paso.
Envuelta la carne mechada por todas partes con un espeso revestimiento de alfarería, se conserva fresca todo el tiempo que puede exigir la ,