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LA VIDA

que se contrae y se enrolla con fuerza; pero el himenóptero, sin preocuparse del brutal enlazamiento, no suelta presa ni con los garfios ni con el extremo ventral. Y entonces, entre las dos bestezuelas entrelazadas, se establece confuso remolino, viéndose una y otra tan pronto encima como debajo. Cuando la larva consigue desembarazarse de su enemigo, vuelve a desenrollarse, se extiende y se pone a caminar sobre el dorso con toda la rapidez posible. No sabe prolongar más tiempo sus astucias defensivas. Antes, cuando yo no había visto y me guiaba por las probabilidades, le concedía la astucia del erizo, que se apelotona y burla al perro. Apelotonada sobre sí misma, con una energía que casi no puede superar mis dedos, burlaría también a la Scolia, impotente para desenrollarla y desdeñosa de todo punto que no sea el elegido. Yo creía que poseía este medio de defensa, eficaz y muy sencillo. Había confiado demasiado en su ingenio. En lugar de imitar al erizo y de mantenerse contraída, huye con la panza al aire, y toma estúpidamente la postura precisa, que permite a la Scolia subir al asalto y alcanzar el punto del golpe fatal.

Examinemos otras especies. Acabo de capturar una Scolia (Colpa interrupta Latr.) explorando las arenas, sin duda en acecho de su caza. Se trata de utilizarla lo más pronto posible, antes de que se enfríen sus ardores a consecuencia del disgusto de la cautividad. Conozco su víctima, la larva de la Anoxia australis, y por mis antiguas exploraciones sé cuáles son los sitios predilectos del gusano: las dunas acumuladas por el viento al pie de los romeros, en las pendientes de las colinas próximas. Duro trabajo ha de ser el encontrarla, porque no hay nada más raro que lo