V
El Copris español.
No es resultado de flojo alcance filosófico mostrar el instinto realizando, en favor del huevo, lo que aconsejaría la razón madura por la experiencia y el estudio; por eso me sobrecoge un escrúpulo provocado por la austeridad científica. Y no es que yo tenga empeño en dar a la ciencia ingrato aspecto; mi convicción es que pueden decirse cosas excelentes sin emplear un vocabulario bárbaro. La claridad es la soberana cortesía de quien maneja una pluma. Y procuro velar por ella cuanto puedo. El escrúpulo que me detiene es, pues, de otro orden.
Me pregunto si seré víctima de alguna ilusión. Me digo: los escarabajos y otros son manufactureros de píldoras. Ese es su oficio, aprendido no se sabe cómo, impuesto quizá por la organización y particularmente por sus largas patas, algunas de las cuales están ligeramente encorvadas. ¿Por qué admirar que, cuando trabajan para el huevo, continúen bajo tierra su especialidad de artífices de bolitas?
Abstracción hecha del cuello de la pera y del extremo saliente del ovoide, pormenores de fácil interpretación, queda la masa más importante por su volumen, la masa globulosa, repetición de lo que el insecto hace fuera de la madriguera;