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can al Ente Bueno sino á la muerte y á la venganza que personifican. Esta ha sido sin duda la razón, porque se ha acreditado entre los españoles la opinión de que el indio adoraba al Ente Malo, al demonio, á Satanás: idea incompatible con la naturaleza del hombre (araucano), con la nobleza de su caracter intelectual, y degradando al mismo valor del valiente. Ni pueden ni saben representar en su imaginación infantil la vida futura sin aquellos goces y distracciones de la vida actual, que para ellos constituyen el objeto, el destino principal de esta vida. Consideran el alma, aun después de fenecido el cuerpo, poseída de los mismos vicios, deseos y pasiones que tenía durante su vida. De esto resulta que, aunque ignorantes, bárbaros, tienen presente la otra vida, la ven en su imaginación con colores tan vivos y fuertes, con tanta fe y seguridad, que respecto de esto llevan ventaja á muchos hombres civilizados, entibiados en su fe y creencia.—Notemos que privado el hombre de la divina revelación, que es la única que le da el verdadero conocimiento de su creador, parece buscar esta revelación en las cosas creadas; la busca en todo lo que le rodea, la ve en los ensueños, en el canto y vuelo de las aves, como en el temblor de sus volcanes, en el ruido del viento y del océano, como en el sombrío de las nubes y en lo limpio del cielo. La inquieta conciencia, una secreta voz de lo más profundo del alma, un no sé qué presentimiento del mundo espiritual y de la verdadera patria del hombre, les hace representar figuras y fantasmas que obran en ellos con mayor fuerza y encanto que la realidad de esta vida." Domeyko, La Araucanía y sus habitantes.

(á la pag. 5.)

Canelo.—Este árbol es el símbolo de la concordia. "La grandeza de esa fiesta, se lee en el padre Ovalle, consiste en plantar en medio un árbol y pendientes de él unas maromas de lana de diferentes colores."

"En el ñihuín diez ó doce parejas se toman de las manos, y formando círculos, dan vueltas al rededor de un canelo, cantando al son de los tamboriles." Carvallo, Historia de Chile.

"El músico que tocaba el tamboril, se ponía en medio de la rueda, sirviendo de maestro de capilla, á quien seguían los circunstantes en altibajos de voz y tonada. Los mismos caciques ayudaban también algunas veces á cantar y daban sus vueltas en el baile con las mozas y galanes." Bascuñán, Cautiverio feliz.

"Júntanse pues en un ameno y verde campo, cerrado de arboledas, con gran provisión de cantaros de sus bebidas, de que llevan cargadas sus mujeres, y en el medio del llano plantan un pimpollo ó árbol nuevo de limpio y derecho tronco, y en la cima muy acopado de hoja, (el cual árbol llaman de canela, aunque no es de los verdaderos que la crían). En lo alto á la redonda de sus ramas, ponen las cabezas de los enemigos muertos, cada una en su rama, de manera que se ven los rostros desde fuera, las cuales tienen adornadas de flores y guirnaldas, y aun les ponen