Página:La Antígona de Sófocles - La Apología de Sócrates - Las poetisas de Lésbos (1889).djvu/59

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
59
DE SÓFOCLES

cilidad se rinden, como se rompe el acero más fuerte y bien templado: y yo sé bien que con débil freno se sujetan los corceles más fogosos. Pensar con tal soberbia no es tolerable en quien se halla sometido á los demás. No le ha bastado á esta insensata haberme ultrajado, violando mis decretos, sino que á este crimen añade un segundo ultraje, glorificándose y regocijándose de su acción. ¡Por los cielos! dejaría yo de ser hombre, y entonces el hombre sería ella, si tamaña audacia quedara sin castigo. Aunque sea la hija de mi hermana, aunque se hallara unida á mí por vínculo más estrecho, ni ella ni la hermana suya, se han de escapar de una muerte terrible, porque sin duda la otra ha de haber sido su cómplice. Que la hagan venir inmediatamente. No ha mucho la vi dentro de palacio irritada y fuera de sí: ¡ah! el que medita un crimen á la sombra, con frecuencia se hace traición á sí mismo, antes de ejecutarlo. Pero sobre todo, detesto á los que sorprendidos en el negro crimen,pretenden con palabras darle colorido.

ANTÍGONA

¿Necesitas tú algo más que mi muerte?