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DE MARRUECOS

bravos é infatigables adversarios; semejantes á nuestros padres, tenian un no importa para cada derrota, y en cada revés cobraban nuevo aliento, para venir á morir en los fosos de nuestros reductos ó agarrados á las bocas de nuestros cañones. Hoy esa tribu mal aconsejada y temeraria ha dejado de existir; sus aduares han sido arrasados y los huesos de sus guerreros salvajes, blanquean los barrancos de Benzú. ¡Terrible castigo de su obcecacion!

Yenian, pues, el dia 30 lanzando abullidos y serpenteando por entre los robles, con el cuerpo doblado y elandar torcido 4 manera de las hienas; más si cuando los soldados del primer cuerpo estaban solos, habían bastado para vencerlos , ¿qué seria ahora que detrás de sus tiendas se estendian los campamentos de otros dos ejércitos cristianos, y que desde lo alto del reducto de Isabel II dirígia el combate el General en jefe del ejército, D. Leopoldo O'Donell?

Asi, la victoria del último dia de Noviembre fué tan completa como la anterior, sin ser tan reñida y sin que nos costára tantas víctimas: solo tuvimos unos 200 heridos y 30 muertos; y no esperimentamos la escasez de medios de transporte, que tanto se habia hecho sentir en la del 25. Este dia entró tambien á dirigir el servicio sanitario el Médico en jefe del ejército D. Leon Anél, y los hospitales se constituyeron de la misma manera que otras veces: tampoco hubo necesidad de ejecutar operacion quirúrgica de importancia sobre el campo, fuera de la estraccion de proyectiles y reduccion de fracturas.

No quiero pasar aquí en silencio una escena interesante que en este día me conmovió hondamente dando á conocer los felices resultados que producia el sentimiento religioso, con que la mayoría del ejército venia animado á esta contienda.