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Página:La Divina Comedia (traducción de Manuel Aranda y Sanjuán).djvu/72

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LA DIVINA COMEDIA.

sas; y contra sus bienes, por medio de la ruina, del incendio ó de los latrocinios. De aquí resulta, que los homicidas, los que causan heridas, los incendiarios y los ladrones están atormentados sucesivamente en el primer recinto. Un hombre puede haber dirigido su mano violenta contra sí mismo ó contra sus bienes: justo es, pues, que purgue su culpa en el segundo recinto, sin esperar tampoco mejor suerte aquel que por su propia voluntad se priva de vuestro mundo (1), juega, disipa sus bienes ó llora donde debia haber estado alegre y gozoso. Puede cometer violencia contra la Divinidad el que reniega de ella y blasfema con el corazon, y el que desprecia la Naturaleza y sus bondades. Hé aquí por qué el recinto más pequeño marca con su fuego á Sodoma y á Cahors (2), y à todo el que, despreciando á Dios, le injuria sin hablar, desde el fondo de su corazon.—El hombre puede emplear el fraude, que produce remordimientos en todas las conciencias, ya con el que de él se fia, ya tambien con el que desconfia de él. Este último modo de usar del fraude parece que solo quebranta los vínculos de amor, que forma la Naturaleza; por esta causa están encadenados en el segundo recinto los hipócritas, los aduladores, los hechiceros, los falsarios, los ladrones, los simoniacos, los rufianes, los barateros y todos los que se han manchado con semejantes é inmundos vicios. Por el primer fraude (3), no solo se olvida el amor que establece la Naturaleza, sino tambien el sentimiento que le sigue, y de donde nace la confianza (4): hé aquí por qué, en el círculo menor, donde está el centro

(1) Aquel que se suicida.

(2) Cahors, en Quercy, ciudad llena entonces de usureros.

(3) Por el que se comete con los confiados.

(4) El vínculo de amistad ó parentesco, de donde nace una especial confianza entre los hombres.