Y les diera tambien el vino añejo
Que en la ribera de Sicilia ofrece
Al huespede troyano Acestes bueno,
Y con dulces palabras razonando
Consolaba á sus tristes compañeros.
« Camaradas, les dice, el mal conozco,
« Y fin á nuestros males dará el ciclo.
« Si trabajos sufristeis indecibles,
« De Scila horrible su furor venciendo,
« Y los bárbaros Cíclopes burlando:
« Alejad el temor de vuestros pechos;
« Amigos, puede ser que estos trabajos
« Algun dia serán dulces recuerdos.
« La suerte en Lacio nos mostró un asilo
« Y su frente alzará Pérgamo excelso;
« Sufrid para alcanzar triunfos mas grandes.»
Asi habla, el pecho de dolor opreso,
Finge esperanza y su temor reprime.
Los Troyanos la presa dividiendo
A los ciervos despojan de sus pieles;
Rodea al bronce el centellante fuego
Y el hierro horada la sangrienta carne
Y repara las fuerzas nectar viejo.
Y el hambre satisfecha, ya la mesa
Se alza y principiaron los recuerdos
De amigos numerosos que lamentan,
Entre las ansias y el temor suspensos.
¿Los veremos aun? serán perdidos?
Lloraba Eneas por Oronte fiero,
Licas y Amico que murieron juntos
Y al valiente Cloantho y Gyas recto.
Jove, cuya ojeada lo vé todo
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