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Página:La Eneida de Virgilio.djvu/17

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Y el oceáno que el bajel ligero
Corre y los grandes pueblos numerosos;
Sidon contempla desde su alto asiento.
Entonces de dolor á Venus bella,
Asaltaban crueles pensamientos
Y esplica sus recelos y temores:
« De mortales y Dioses, Rey supremo,
« Que eres señor del centellante rayo;
« Troya y Eneas, que delito hicieron?
« Será pues, que á esta raza perseguida
« Con el Tiber se niegue el Universo?
« ¿No juraste siguiera á horrores tantos,
« Que á Pérgamo sirviera en algun tiempo,
« El Poniente y la Aurora encadenados?
« ¿De donde nace esta mudanza ó ¡cielos!
« Menos lloraba yo de Ilion la pena,
« Confiando en Destinos tan serenos,
« Para que así aliviaras sus miserias?
« ¿En que tierra, Señor, estarán quietos?
« Antenor triunfó ya de Argos altiva,
« Pasa tranquilo el Italiano suelo,
« Encontrando en Liguria patria cara
« De pasados trabajos el contento,
« Y domando el Timavo y sus montañas
« Nueve bocas sus aguas divirtiendo;
« La mugidora mar su campo munda,
« Y en su lugar levanta un nuevo reino;
« Le dá su nombre y de pelear cansado,
« De la dichosa paz duerme en el seno.
« Nosotros á quien debes alto rango,
« Juno nos abismára en mar inmenso;
« ¡Que! sus pies han hollado nuestra gloria,....