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Y de grandes broqueles van armadas.
La Diosa, pues, se acerca al gran Pandaro,
Y mirandole atenta, asi le dice:
„Hijo de Lycaón, Héroe valiente,
„¿Que sigas mi consejo esperar puedo?
„¿Despedirás audázá Menelao
„Una de tus veloces fuertes flechas?
„¡Qué gloria y recompensa esperar debes
„De todos los Troyanos, mayormente
„Del Rey Páris, que asi será el primero
„A hacerte unos esplendidos regalos,
„Si llega á ver delante de sus ojos
„Al belicoso y grande hijo de Atreo
„Domado y abatido por tu dardo,
„Y arder en una pira muy funesta
„Ea, despide luego un dardo agudo
„Contra ese gran guerrero, que glorioso
„Está de su victoria. Mas primero
„Haz tu súplica atenta á Apolo Lycio,
„Que preside al tirar con arte flechas:
„Ruegale que tu dardo bien dirija,
„Y ofrecele que luego que retornes
„A tu casa de Zelia la sagrada,
„Le ofrecerás un ínclito hecatombe
„De los Corderos tiernos, que primero

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