Esta página ha sido corregida
93
PÓLVORA Y ARMAS
con ese, en paz con todos. Dió prisa, en seguida, á los que estaban cambiando la pólvora, y de repente, fijándose en mí, que estaba muy entretenido examinando el eslabón de vuelta que traíamos en medio del navío, me gritó con aspereza:
—¡Hola tú, grumete, largo de ahí! Márchate á la cocina y busca algo que hacer.
Y aunque me dí prisa á obedecer su mandato, le oí todavía decir, en voz bien alta, al Doctor:
—Yo no traigo favoritos en mi navío.
Puedo asegurar á Vds. que en aquellos momentos superabundaba yo en las opiniones y sentimientos del Sr. Trelawney respecto del Capitán, á quien aborrecía con todas mis fuerzas.