No bien Ben Gunn hubo visto la bandera, hizo alto inmediatamente, me tomó por el brazo para detenerme y se sentó.
—¡Ah! lo que es por ahora, Jim, allí están tus amigos, con toda seguridad.
—Mas bien creo que sean los rebeldes, le repliqué.
—¡Ca, no!, dijo él. ¿Crees tú que en un lugar como este, al cual no abordan sino piratas, había de venir Silver á enarbolar el pabellón inglés? ¡Ni por pienso! Son tus amigos, Jim, no tengas la menor duda. Además, ya ha habido pelea y me sospecho que los tuyos han llevado la mejor parte y ahora los tienes instalados en esa estacada y reducto que fué construído hace años y años por el Capitán Flint. ¡Ah! puedes creer que el tal Capitán era hombre que sabía lo que traía entre manos. Quitándole lo borracho, era persona que jamás dejaba traslucir su juego. No le tenía miedo á nadie... á nadie más que á Silver. Silver puede jactarse de ello.
—Bueno, pues siendo esto así, como creo que lo es,
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