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Página:La Sagrada Biblia (VIII).djvu/504

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LIBRO DEL CANTAR DE CANTARES.

5 Levánteme luego para abrir á mi amado, destilando mirra mis manos, y estando llenos de mirra selectísima mis dedos [1].

6 Alzé pues la aldaba de mi puerta para que entrase mi amado; pero él se habia ya retirado, y seguido adelante. Mi alma habia quedado desmayada al eco de su voz: le busqué, mas no le hallé: le llamé á voces, y no me respondió.

7 Encontráronme las patrullas que rondan la ciudad, me hirieron, y me lastimaron; y quitáronme mi manto con que me cubria, las centinelas de los muros.

8 Conjuróos, oh hijas de Jerusalem, que si hallareis á mi amado, le noticiéis cómo desfallezco de amor.

9 Amigas de la Esposa. ¿Qué tiene tu amado sobre los demás amados, oh hermosísima entre todas las mugeres? ¿qué hay en tu querido sobre los demás queridos, para que así nos conjures que le busquemos [2]?

§. II. Hermosura y perfecciones de Jesu-Christo, su pureza, su zelo, su caridad, sabiduría, poder, grandeza y dulzura.

10 Esposa. Mi amado es blanco y rubio: escogido es entre millares de jóvenes.


  1. El Maestro León presupone que la Esposa tomaría en sus manos algún botecillo de mirra para ofrecerle al Esposo, y que con la priesa se le derramaría el perfume entre las manos.
  2. Los Padres entienden significado aquí el Verbo eterno: y explican de Jesu-Chrisío las señas que da la Esposa para conocer á su Esposo.