38 Y les dijo entonces: Mi alma siente angustias mortales: aguardad aquí, y velad conmigo.
39 Y adelantándose algunos pasos, se postró en tierra caido sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mio, si es posible, no me hagas beber este cáliz; pero no obstante no se haga lo que yo quiero [1], sino lo que tú.
40 Volvió despues á sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Es posible que no hayais podido velar una hora conmigo?
41 Velad, y orad para no caer en la tentacion. Que si bien el espíritu está pronto, mas la carne es flaca.
42 Volvióse de nuevo por segunda vez, y oró diciendo: Padre mio, si no puede pasar este cáliz sin que yo le beba, hágase tu voluntad.
43 Dió despues otra vuelta, y encontrólos dormidos; porque sus ojos estaban cargados de sueño.
44 Y dejándolos, se retiró aun á orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
45 En seguida volvió á sus discípulos, y les dijo: Dormid ahora y descansad: he aquí que llegó ya la hora, y el Hijo del hombre va luego á ser entregado en manos de los pecadores.
46 Ea, levantaos, vamos de aqui: ya llega aquel que me ha de entregar.
- ↑ El verbo griego θέλω está aquí en lugar de θέλοιμς ó ἔθελον, esto es, vellem, quisiera. Téngase presente que la lengua hebrea no tiene optativo ni subjuntivo en los verbos.