Jesus les habló luego, y dijo: Buen ánimo, soy yo, no teneis que temer.
51 Y se metió con ellos en la barca, y echóse al instante el viento. Con lo cual quedaron mucho mas asombrados;
52 y es que no habian hecho reflexion sobre el milagro de los panes, porque su corazon estaba aun ofuscado.
53 Atravesado pues el lago, arribaron á tierra de Genesareth, y abordaron allí.
54 Apenas desembarcaron, cuando luego fue conocido.
55 Y recorriendo toda la comarca, empezaron las gentes á sacar en andas á todos los enfermos, llevándolos a donde oían que paraba.
56 Y do quiera que llegaba, fuesen aldeas, ó alquerías, ó ciudades, ponian los enfermos en las calles, suplicándole que les dejase tocar siquiera el ruedo de su vestido. Y todos cuantos le tocaban, quedaban, sanos.
1 Acercáronse á Jesus los Fariseos, y algunos de los Escribas venidos de Jerusalem.
2 Y habiendo observado que algunos de sus discí-