ñor es contigo: bendita tú eres entre todas las mugeres.
29 Al oir tales palabras la virgen se turbo, y púsose á considerar que significaría una tal salutacion.
30 Mas el ángel le dijo: ¡Oh Maria! no temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios.
31 Sábete que has de concebir en tu seno, y parirás un hijo, á quien pondrás por nombre Jesus.
32 Este será grande, y será llamado [1] Hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de su padre David; y reinará en la casa de Jacob eternamente,
33 y su reino no tendrá fin.
34 Pero Maria dijo al ángel: ¿Cómo ha de ser eso? pues yo no conozco ni jamás conoceré varon alguno.
35 El ángel en respuesta le dijo: El Espíritu santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, ó fecundará. Por cuya causa el fruto santo que de tí nacerá, será llamado Hijo de Dios.
36 Y ahí tienes á tu parienta Elisabeth, que en su vejez ha concebido tambien un hijo; y la que se llamaba estéril, hoy cuenta ya el sexto mes:
37 porque para Dios nada es imposible.
38 Entónces dijo Maria: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi segun tu palabra. Y en seguida el ángel desapareciendo se retiró de su presencia.
— 39 Por aquellos dias partió María, y se fue apre-