suradamente a las montañas de Judea á una ciudad de la tribu de Judá;
40 y habiendo entrado enla casa de Zachârías, saludó á Elisabeth.
41 Lo mismo fue oir Elisabeth la salutacion de María que la criatura, ó el niño Juan, dió saltos de placer en su vientre; y Elisabeth se sintió llena del Espíritu santo;
42 y exclamando en alta voz, dijo á María: Bendita tú eres entre todas las mugeres, y bendito es el fruto de tu vientre.
43 Y ¿de dónde á mi tanto bien que venga la madre de mi Señor á visitarme?
44 Pues lo mismo fue penetrar la voz de tu salutacion en mis oidos, que dar saltos de júbilo la criatura en mi vientre.
45 ¡Oh bienaventurada tú que has creido! porque se cumplirán sin falta las cosas que se te han dicho de parte del Señor.
46 Entónces María dijo: Mi alma glorifica al Señor;
47 y mi espíritu está trasportado de gozo en el Dios salvador mio.
48 Porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava [1]: por tanto ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
49 Porque ha hecho en mí cosas grandes aquel que es todopoderoso, cuyo nombre es santo;
- ↑ Escogiéndome por madre de su Hijo.