nido á exterminarnos? ya sé quién eres, eres el Santo de Dios.
35 Mas Jesus, increpándole le dijo: Enmudece, y sal de ese hombre. Y el demonio, habiéndole arrojado al suelo en medio de todos, salió de él, sin hacerle daño alguno.
36 Con lo que todos se atemorizaron, y conversando unos con otros, decian: ¿Qué es esto? él manda con autoridad y poderío á los espíritus inmundos, ¿y luego van fuera?
37 Con esto se iba esparciendo la fama de su nombre por todo aquel pais.
— 38 Y saliendo Jesus de la synagoga, entró en casa de Simon. Hallábase la suegra de Simon con una fuerte calentura; y suplicáronle por su alivio.
39 Y él arrimándose á la enferma, mandó á la calentura que la dejase; y la dejó libre. Y levantándose entónces mismo de la cama, se puso á servirles.
40 Puesto el sol, todos los que tenian enfermos de varias dolencias, se los traian. Y él los curaba con poner sobre cada uno las manos.
41 De muchos salian los demonios gritando y diciendo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios; y con amenazas les prohibía decir que sabian que él era el Christo.
42 Y partiendo luego que fue de dia, se iba á un lugar desierto, y las gentes le anduvieron buscando, y no pararon hasta encontrarle; y hacian por detenerle no queriendo que se apartase de ellos.
43 Mas él les dijo: Es necesario que yo predique