34 Y si prestais á aquellos de quienes esperais recibir recompensa, ¿qué mérito teneis? pues tambien los malos prestan á los malos, á trueque de recibir de ellos otro tanto.
35 Empero vosotros amad á vuestros enemigos: haced bien, y prestad, sin esperanza de recibir nada por ello; y será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno ó benéfico aun para con los mismos ingratos y malos.
36 Sed pues misericordiosos, así como tambien vuestro Padre es misericordioso.
37 No juzgueis, y no seréis juzgados: no condeneis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados.
38 Dad, y se os dará: dad abundantemente, y se os echará en el seno una buena medida, apretada, y bien colmada hasta que se derrame. Porque con la misma medida con que midiéreis á los demas, se os medirá á vosotros.
39 Proponíales asimismo esta semejanza: ¿Por ventura puede un ciego guiar á otro ciego? ¿no caerán ambos en el precipicio?
40 No es el discípulo superior al maestro; pero todo discípulo será perfecto, como sea semejante á su maestro.
41 Mas tú, ¿por qué miras la mota en el ojo de tu hermano, no reparando en la viga que tienes en el tuyo?
42 O ¿con qué cara dices a tu hermano: Hermano deja que te quite esa mota del ojo, cuando tú