12 Y volviendo Jesus á hablar al pueblo, dijo: Yo soy la luz del mundo [1]: el que me sigue, no camina á oscuras, sino que tendrá la luz de la vida.
13 Replicáronle los Fariseos: Tú das testimonio de tí mismo; y así tu testimonio no es idóneo.
14 Respondióles Jesus: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es digno de fé; porque yo sé de donde soy venido, y á dónde voy; pero vosotros no sabeis de dónde vengo, ni á donde voy.
15 Vosotros juzgais de mí segun la carne; pero yo no juzgo así de nadie:
16 y cuando yo juzgo, mi juicio es idóneo, porque no soy yo solo el que da el testimonio, sino yo, y el Padre que me ha enviado.
17 En vuestra Ley está escrito [2], que el testimonio de dos personas es idóneo.
18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y ademas el Padre que me ha enviado, da tambien testimonio de mí [3].
19 Decíanle á esto: ¿En donde está tu padre? Respondió Jesus: Ni me conoceis á mí, ni á mi Padre: si me conociérais á mí, no dejaríais de conocer á mi Padre.
- ↑ Jer. XLIX. v.6.
- ↑ Deut. XVII. v.6.—XIX. v.15.
- ↑ Son testigos el mismo Dios Padre, y el enviado de Dios, ó Mesías, su hijo, tambien Dios, con sus milagros, con su vida inocente, y con su celestial doctrina.