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EPIST. I. DE S. PABLO A LOS CORINTHIOS.

27 Si han de hablar lenguas, hablen dos solamente, ó cuando mucho tres, y eso por turno, y haya uno que explique lo que dicen.

28 Y si no hubiere intérprete, callen en la Iglesia los que tienen este don, y hablen consigo, y con Dios.

29 De los Profetas hablen dos ó tres, y los demas disciernan [1].

30 Que si á otro de los asistentes estando sentado le fuere revelado algo [2], calle luego el primero.

31 Así podeis profetizar todos uno despues de otro, a fin de que todos aprendan, y todos se aprovechen;

32 pues los espíritus ó dones proféticos están sujetos á los Profetas [3].

33 Porque Dios no es autor de desorden, sino de paz; y esto es lo que yo enseño en todas las Iglesias de los santos.

34 Las mugeres callen en las Iglesias, porque no les es permitido hablar allí, sino que deben estar sumisas, como lo dice tambien la Ley [4].

35 Que si desean instruirse en algun punto, pregúntenselo cuando estén en casa, a sus maridos. Pues


  1. O juzguen, si es el Espíritu de Dios el que inspira á los otros.
  2. O recibiere de Dios alguna particular inteligencia en la materia de que se trata.
  3. A diferencia del espíritu que animaba á los adivinos de Satanás.
  4. Gen. III. v.16.