Página:La Sagrada Biblia (XIV).djvu/559

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
251
CAPÍTULO III.

27 Mantened en vosotros la uncion divina, que de él recibísteis. Con eso no teneis necesidad que nadie os enseñe; sino que conforme á lo que la uncion del Señor os enseña en todas las cosas, así es verdad, y no mentira. Por tanto estad firmes en eso mismo que os ha enseñado.

28 En fin, hijitos mios, permaneced en él, para que cuando venga, estemos confiados [1], y que al contrario no nos hallemos confundidos por él en su venida.

29 Y pues sabeis que Dios es justo, sabed igualmente que quien vive segun justicia, ó ejercita las virtudes, es hijo legítimo del mismo.

CAPÍTULO III.
Del amor de Dios ácia nosotros. Encarga de nuevo el precepto de la caridad fraternal; y concluye exhortando á la observancia de los mandmnientos de Dios.

1 Mirad qué tierno amor ácia nosotros ha tenido el Padre, queriendo que nos llamemos hijos de Dios, y lo seamos en efecto. Por eso el mundo no hace caso de nosotros, porque no conoce a Dios nuestro Padre.

2 Carísimos, nosotros somos ya ahora hijos de Dios; mas lo que seremos algun dia no aparece aun. Sabemos si que cuando se manifestáre claramente


  1. De ser reconocidos por hijos suyos.