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CAPÍTULO V.

6 Jesu-Christo es el que vino á lavar nuestros pecados con agua y sangre: no vino con el agua solamente [1], sino con el agua y con la sangre [2]. Y el Espíritu es el que testifica, que Christo es la misma verdad.

7 Porque tres son, los que dan testimonio en el cielo [3]: el Padre, el Verbo y el Espíritu santo; y estos tres son una misma cosa [4].


  1. Como Juan Bautista, cuyo bautismo solo excitaba á penitencia, mas no perdonaba los pecados.
  2. Que salieron de su costado, en la cruz.
  3. De que Jesus es el Hijo de Dios. El Padre le reconoció por tal en el bautismo y trasfiguracion. El mismo Verbo encarnado demostró que lo era, ya con sus milagros, ya delante de Caiphás; y el Espíritu santo con los dones milagrosos que comunicó á los apóstoles.
  4. Los arrianos omitieron en algunos códices este testimonio tan claro y expreso de la divinidad de Jesu-Christo, y de la Trinidad de las Personas divinas. Y así es que algunos hereges han querido impugnar la legitimidad de este texto, alegando algun códice en que falta: lo cual nada prueba contra la universal sentencia de los santos Padres y escritores de los primeros siglos de la Iglesia, que ó le citan con las mismas palabras, ó se refieren claramente á ellas. A mas de san Cypriano, Tertuliano, san Athanasio, etc., le citan literalmente nuestro español Itacio, ó sea Victor Uticense, en los libros ad Marivadum, y Eterio y Beato contra Elipando; y se vé en los libros litúrgicos de nuestra iglesia mozárabe; y no ménos en los antiquísimos códices de diferentes iglesias que consultó el cardenal Cisnéros para la edicion políglota complutense de la Biblia. Véanse otras muchas pruebas en la Disertacion que se halla en la Biblia de Carrieres.