la tierra, ni á cosa verde, ni á ningun árbol, sino solamente á los hombres, que no tienen la señal de Dios en sus frentes:
5 y se les encargó no que los matasen; sino que los atormentasen por cinco meses; y el tormento que causan, es como el que causa el escorpion, cuando hiere ó ha herido a un hombre.
6 Durante aquel tiempo los hombres buscarán la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte irá huyendo de ellos [1].
7 Y las figuras de las langostas, se parecian á caballos aparejados para la batalla; y sobre sus cabezas tenian como coronas al parecer de oro; y sus caras así como caras de hombres [2].
8 Y tenian cabellos como cabellos de mugeres; y sus dientes eran como dientes de leones:
9 vestian tambien lorigas ó corazas como lorigas de hierro; y el ruido de sus alas como el estruendo de los carros tirados de muchos caballos que van corriendo al combate:
10 tenian asimismo colas parecidas á las de los escorpiones, y en las colas aguijones; con potestad de hacer daño a los hombres por cinco meses: y tenian sobre si
- ↑ Sap. XVI. v.19.—Is. II. v.9.—Os. X. v.8.—Luc. XXIII. v.30.
- ↑ Toda la pintura que aquí se hace, la aplican algunos á los mahometanos ó sarracenos. Véase Joel I. y II.