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CAPÍTULO IX.

cera parte; y así quedó privado el dia de la tercera parte de su luz, y lo mismo la noche.

13 Entonces miré, y oí la voz de una águila [1] que iba volando por medio del cielo, y diciendo á grandes gritos: ¡Ay, ay, ay de los moradores de la tierra, por causa del sonido de las trompetas que los otros tres ángeles han de tocar!

CAPÍTULO IX.
Lo que aconteció al tocar la quinta y sería trompetas.

1 El quinto ángel tocó la trompeta; y ví una estrella del cielo [2] caida en la tierra, y diósele la llave del pozo del abismo.

2 Y abrió el pozo del abismo, y subió del pozo un humo semejante al de un grande horno: y con el humo de este pozo quedaron oscurecidos el sol y el aire;

3 y del humo del pozo salieron langostas [3] sobre la tierra, y dióseles poder, semejante al que tienen los escorpiones de la tierra:

4 y se les mandó no hiciesen daño a la yerba de


  1. O de un ángel en aquella figura.
  2. A Luzbel caido del cielo, al cual permitirá Dios que salga del infierno con gran muchedumbre de espíritus malos.
  3. Algunos por las langostas entienden los que se apartaron de la fé, ó los falsos apóstoles.