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La ciudad de Dios

porcionaran abundantes y copiosos frutos, y principalmente á la misma diosa Fructeaea; á Marte y Belona para que guerreasen con éxito próspero; á la díosa Victoria para que venciesen; al dios Honor para que fuesen honrados; al dios Esculano y á su hijo Argentino para que tuviesen dinero de vellón y de plata? Y por eso tuvieron á Esculano por parte de Argentino, porque primero se principió á usar la moneda de vellón y después la de plata; pero me admiro que el Argentino no engendrase á Aurino, mediante que á poco tiempo empezó á usarse la de oro; pues si éstos tuvieran por dios á éste, así como antepusieron á Júpiter, Saturno, así también prefirieran el Aurino á su padre Argentino y á su abuelo Esculano. ¿Qué necesidad había por el interés de estos bienes del cuerpo, ó de los del alma, ó de los exteriores, de adorar é invocar tanta multitud de dioses que ni yo los he podido contar todos, ni ellos han podido proveer ni destinar á todos los bienes humanos, distribuídos menudamente y á cada uno de por sí, sus imbéciles y particulares dioses, pudiendo con un atajo importante y fácil conceder todos estos bienes la diosa Felicidad por sí sola; en cuyo caso, no sólo no buscarán otro alguno para alcanzar los bienes, pero ni aun para excusar los males?

¿Para qué habían de llamar para aliviar á los cansados á la diosa Fessonia, para rebatir los enemigos á la diosa Pelonia, para cuidar á los enfermos al médico Apolo ó Esculapio, ó ambos juntos cuando hubiese mucho peligro? ¿Qué falta les haría implorar el favor del dios Epinense para que les arrancase las espinas ó abrojos del campo, ni á la diosa Rubigo para que no se les aneblasen las mieses, estando la felicidad sola presente, con cuyo auxilio no se ofrecerían males algunos ó fácilmente se expelerian? Finalmente, supuesto que hablamos de estas dos deidades, Virtad y Felicidad, si ésta es premio de la virtud, no es diosa, sino don de