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San Agustín

eran deidades, á lo menos no debieron buscar la demás turba numerosa de dioses, pues considerados atentamente los oficios respectivos de todos ellos, los cuales fingieron como quisieron, según que á cada uno le pareció, busquen si quieren alguna prerrogativa que pue da conceder algún dios al hombre, mediante la cual se haga virtuoso y consiga la felicidad. ¿Qué razón había para pedir doctrina á Mercurio ó á Minerva, comprendiéndola toda en sí la virtud? Los antiguos nos definieron la virtud, diciendo «que era arte de vivir bien y rectamente», de la cual (como en griego se dice areti, la virtud) se entiende que tomaron los latinos su derivación y tradujeron el nombre de arte, y si la virtud no podía recaer sino en el ingenioso, ¿qué necesidad había de dios padre Cacio para que los hiciera cautos, esto es, agudos, pudiendo desempeñar este ministerio la felicidad? Porque el nacer uno ingenioso, á la felicidad pertenece; y así, aunque no pudo ser reverenciada la diosa Felicidad por el que aún no había nacido, para que lisonjeándola en su favor le concediera este don gratuito, con todo, pudo hacer gracia á sus padres, sus devotos, para que les naciesen los hijos ingeniosos. ¿Qué necesidad había de que las que estaban de parto invocasen á Lucina, pues si tenían propicia á la felicidad, no sólo tuvieran feliz parto, sino también parieran buenos hijos? ¿Qué necesidad había de encomendar á la diosa Opis las criaturas que nacían; al dios Vaticano las que lloraban; á la diosa Cunina las que estaban en las cunas; á la diosa Rumina las que mamaban; al dios Estalino las que se tenían ya en pie; & la diosa Adeona las que se llegaban; á la Abeona las que se partían; á la diosa Mente para que las diera buena mente y entendimiento; al dios Volumno y á la diosa Volumna para que quisiesen cosas buenas; á los dioses Nupciales para que las casaran bien; á los dioses Agrestes para que los pro