Página:La ciudad de Dios - Tomo I.pdf/285

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
267
La ciudad de Dios

267 por un beneficio singular de Dios. Tuvieron mieses sin Segecia, sin Bobona bueyes, miel sin Melona, pomos y frutas sin Pomona; y, en efecto, todo aquello por lo que los romanos creyeron debían acudir á suplicar á tanta turba de falsos dioses, lo tuvieron con mucha más bendición y abundancia de la mano de un sólo Dios verdadero; y si no pelearan contra él con curiosidad impía, acudiendo como hechizados con arte mágica á los dioses de los gentiles y á sus ídolos, y, últimamente, dando la muerte á Cristo, perseveraran en la posesión del mismo reino, aunque no tan espacioso, pero sí más dichoso. Y si ahora andan derramados por casi todas las tierras y naciones, es providencia inexcrutable de aquel único y sólo Dios verdadero, para que, viendo cómo se destruyen por todas partes los simulacros, aras, bosques y los templos de los falsos dioses, y se prohiben sus sacrificios, se pruebe y verifique por sus libros mismos lo propio que muchos tiempos antes estaba profetizado, porque leyéndolo en los nuestros no piensen acaso que es invención y ficción nuestra: pero lo que se sigue es necesario que lo veamos en el libro siguiente.