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LIBRO NOVENO CAPÍTULO I A qué término ha llegado el discurso de que se trata y lo que resta averiguar de él, Algunos escritores han opinado que hay dioses buenos y los bay también malos; pero otros, aintiendo con más benignidad de los dioses, los honraron y elogiaron tanto, que no se atrevieron á creer que hubiese dios alguno que fuese malo; y los que sentaron como indubitable que los dioses, unos son buenos y otros malos, llamaron asimismo dioses á los demonios, y aunque fuesen dioses, sin embargo, muy pocas veces los designaron con el dictado de demonios; de tal conformidad, que confiesan que al mismo Júpiter, que quieren sea el rey y príncipe de los demás, le llamo Homero demonio; mas los que afirman que todos los dioses no son sino buenos, y mucho más excelentes y mejores que los hombres que se reputan por buenos, con razón se conmueven y escandalizan de las operaciones que practican los demonios, las cuales no pueden negar; y entendiendo que de ningún modo pueden hacerlas los dioses, de quienes opinan que todos son buenos, se ven precisados á distinguir y hacer diferencia entre los dioses y los demonios, de tal suerte, que todo cuanto les desagrada con justa causa en sus obras ó en sus malos afectos, con que los ocultos espíritus maniflestan su índole natural, creen que es propio y carac-