Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/140

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
138
San Agustín

terístico de los demonios y no de los dioses; no obstan te, porque asimismo presumen que estos mismos demonios están colocados en el lugar medio entre los hombres y los dioses para el efecto de que, como ningún dios se mezcla y comunica con el hombre, lleven de acá sus votos y peticiones y traigan de allá lo que hubieren alcanzado acerca del despacho de las preces; y esto mismo sienten los platónicos, que son los más insignes y famosos entre los filósofos, con quienes como los más excelentes me pareció conducente indagar y examínar esta cuestión, de si el culto tributado á muchos dioses sirve para conseguir la vida feliz y bienaventurada que esperamos despues de la muerte; por lo mismo en el libro anterior examinamos cómo los mismos demonios que se complacen en ciertos objetos de los que huyen y abominan los hombres cuerdos y virtuosos, esto es, de las acciones sacrilegas, abominables y detestables, de las ficciones que inventaron los poetas, no de cualquier hombre, sino de los mismos dioses, de la violencia perversa y digna de un severo castigo, de las artes mágicas; examinamos, digo, cómo los demonios, como más propincuos y amigos puedan conciliar los hombres buenos con los dioses buenos, y hallamos y averiguamos que no pueden practicarlo de modo alguno, Y así este libro, según lo prometimos al fin del pasado, habrá de comprender la disputa sobre la diferencia que hay, si quieren que haya alguna, no entre los dioses, porque de todos ellos dicen que son buenos, ni de la distinción que hay entre los dioses y los demonios, de quienes separan á los dioses y los diferencian de los hombres, colocando á los demonios entre los dioses y los hombres, sino de la diferencia que hay entre los mismos demonios, que es el asunto perteneciente á la presente cuestión.