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San Agustín

fuera eterna la miseria de éstos, si no fuera excesiva su malicia: luego si los bienaventurados se llaman Eudemones, no son Eudemones los demonios á quienes colocan en el lugar medio entre los hombres y los dioses.

¿Cuál es el lugar de estos buenos demonios, que, estando sobre los hombres y debajo de los dioses, acuden á favorecer á los unos y servir á los otros? Porque si son buenos y eternos, sin duda son también bienaventura dos; pero la bienaventuranza eterna no consiente que sean medios, pues los compara y aproxima mucho á los dioses, por cuyo motivo en vano intentarán demostrar cómo los demonios buenos, si son igualmente inmortales y bienaventurados, se colocan justamente en medio entre los dioses inmortales y bienaventurados, y los hombres inmortales y miserables: mediante á que teniendo ambas cualidades comunes con los dioses, es á saber, la bienaventuranza y la inmortalidad, y ninguna de ellas con los hombres, que son miserables y mortales, no advierten que los ponen muy distantes y diferentes de los hombres, y juntos con los dioses; y de ningún modo en medio entre unos y otros. Porque entonces fueran medios si tuvieran sus dos cualidades peculiares, no comunes con las dos de cualquiera de ambos, sino con una de las dos de amboa: así como el hombre es un medio entre las bestias y ángeles, buscamos medio entre bienaventurados inmortales y entre los miserables mortales, debemos buscar una cualidad, que, ó siendo mortal sea bienaventurada, ó siendo inmortal sea miserable.

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