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La ciudad de Dios

que fué hecho al cuarto; y aunque se reflere que primeramente se hizo la luz con la palabra de Dios, y que Dios la dividió y distinguió de las tinieblas, dando por nombre peculiar á la luz día, y á las tinieblas noche (1), cuál sea aquella luz, cuál sea su movimiento alternativo, y cuál la mañana y tarde que hizo, eatá bien lejos de nuestros sentidos, ni podemos comprender del modo que es, lo que sin embargo ciertamente debe creerse; porque o hemos de decir que hay alguna luz corpórea, ya sea en las partes superiores del mundo muy distantes de nuestra vista, ó aquella con que después se encendió el sol; ó hemos de decir que en el nombre de luz se entiende y significa la Ciudad Santa, que constituyen y componen los santos ángeles y espíritus bienaventurados, de la cual dice el apóstol (2): «La Jerusalén que está arriba, nuestra madre, es eterna en los cielos»: y en otro lugar dijo (3): «Todos vosotros sois hijos de la luz é hijos del día, no somos hijos de la noche, ni de las tinieblas». Con todo, en este día se incluye también la tarde y la mañana en cierto modo, porque la ciencia de la criatura en comparación de la ciencia del Criador, en alguna manera se hace tarde, y asimismo esta misma se hace mañana cuando se refiere á la gloria y amor de su Criador: pero jamás se inclina á la noche, supuesto que no se debe dejar al Criador por el amor á la criatura: finalmente, refiriendo la Escritura por su orden los días primeros de la creación, jámas interpuso el nombre de noche; pues en ningún lugar (dice) hizo la noche, sino hízose la tarde, é hízose la mañana, un día ó el primer día, así del segundo y de los demás; .

(1) Genesis, cap. I.

(2) San Pablo, ep., ad gálat., cap. IV. Quos sursum est Jerusalem, mater nostra aeterna in cælis.

(8) San Pablo, I—ep, ad tessalón., cap. V. Omnes enim vos.

Alii lucis estis, et fili diel, non sumus noctis, neque tenebrarum.