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San Agustín

parecido conducente exponer en primer lugar todo lo que pertenece á los santos ángeles, que son parte no sólo grande de esta ciudad, sino también la más bienaventurada, en cuanto jamás ha sido peregrina, procuraré explicar, con el auxilio de Dios, lo que pareciere bastante sobre lo que nos dice acerca de esta materia la Sagrada Escritura. Y aunque es verdad que donde trata de la creación del mundo no nos dice clara y distintamente si crió Dios á los ángeles, ó con qué órden los erió, sin embargo, supuesto que no dejó de hacer mención de ellos, ó los significó bajo el nombre de cielo cuando dijo: al principio hizo Dios el cielo y la tierra, ó bajo el nombre de esta luz de que voy hablando, y que no omitió el hacer mención de ellos se inflere, porque dice que descansó Dios el séptimo día de todas las maravillosas obras que hizo, habiendo principiado de este modo el divino libro: al principio hizo Dios el cielo y la tierra, como si antes de la creación del cielo y la tierra al parecer no hubiese hecho otra cosa. Así que, habiendo empezado por el cielo y la tierra, y la misma tierra que formó en primer lugar, como lo insinúa consecutivamente la Sagrada Escritura, siendo entonces invisible é informe, y como no habiendo criado aún la luz, hubiese, en efecto, opacas tinieblas sobre el abismo, esto es, sobre alguna indistinta confusión de tierra y agua, pues donde no hay luz es necesario que haya tinieblas y después, habiendo dispuesto por la creación especial de todas las cosas, que refiere haber acabado y perfeccionado en los seis días, ¿cómo había de dejar á los ángeles, cómo había de olvidarse de su creación, si no se incluyeran entre las obras de Dios, de las que descansó al séptimo día? Y que Dios crió á los ángeles (aunque aquí no omitió el decirlo, sin embargo, no lo especificó particularmente con toda claridad), en otro lugar lo indica expresamente el sagrado texto: SAN AGUSTIN