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San Agustín

cluyó su creación en seis días, no porque Dios tuviese necesidad de tanto espacio de tiempo, como que no pudo criar juntamente todas las cosas, y que después ellas mismas con sus acomodados movimientos hicieron los tiempos, sino porque nos significó por el número senario la perfección y consumación de sus obras: pues el número senario es el primero que se cumple de sus partes, esto es, con au sexta parte, con la tercera y con la media, que son una, dos y tres, las cuales, sumadas, hacen seis. Y cuando se consideran así los números, deben entenderse las partes de las que podamos señalar la cuota, esto es, qué parte de cantidad sea, así como la media, la tercera, la cuarta, y las demás que se denominan de algún número; porque, supongamos, v. gr., el número novenario, en el cual el cuarto es una parte suya; pero no por eso podemos decir qué parte de cantidad sea; uno bien puede caberle, porque es su nona parte, y tres también, porque es su tercera; pero unidas estas dos partes suyas (es á saber), la nona y la tercera, esto es, una y tres, diatan mucho de toda la suma, que es nueve; y asimismo en el denario, el cuaternario es una parte saya, pero cuánta sea su cuota no puede asignarse, aunque una bien puede caberle, porque es su décima parte; tiene también la quinta, que son dos, tiene igualmente la mitad, que son cinco, pero sumadas éstas, sus tres partes, la décima, quinta y media, esto es, una, dos y cinco, no llenan el número de 10, porque son ocho, y sumadas las partes del número duodenario, transcienden y suben á más, porque contiene la duodécima, que es una, tiene la sexta, que son dos, tiene también la cuarta, que son tres, tiene la tercera, que son cuatro, tiene la mitad, que son seis, pero una, dos, tres, cuatro y seis, hacen, no doce, sino mucho más, porque vienen á ser diez y seis. Me ha parecido conducente decir esto en compen-