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LIBRO DUODÉCIMO


CAPÍTULO I

Cómo la naturaleza de los ángeles baenos y malos en una misma.


Antes de tratar de la creacion del hombre, donde se descubrirá el origen y principio de las dos ciudades por lo respectivo al linaje de los racionales y mortales (así como en el libro anterior parece se manifestó en los ángeles), advierto que es conducente, para mayor ilustración del asunto, el referir primeramente algunos pasajes tocantes á los mismos ángeles, para demostrar, en cuanto alcanzasen nuestras fuerzas, con cuán justa causu y conveniencia decimos que tienen y forman juntamente una sociedad los hombres y los ángeles, de tal suerto, que adecuadamente se diga que las ciudades, esto es, las compañías, no son cuatro, es á saber: dos de los ángeles y otras dos de los hombres, sino solas dos, fundadas una en los buenos y otra en los malos, no sólo en los ángeles, sino también en los hombres. No es lícito dudar en que los apetitos que tienen entre sí contrarios los ángeles buenos y los malos nacieron de la diferencia entre s us naturalezas y principios (habiendo criado á los unos y á los otros un solo Dios, que es autor y criador benigno de todas las substancias espirituales y corporales), sino de la variedad de sus voluntades y deseos:

Tomo II.
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