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La ciudad de Dios

de haber éste sino es en algún objeto bueno; y por eso puede haber en alguna parte solas cosas buenas, Ƒ BOlas malas no las puede haber en ninguna parte; pues aun aquellas naturalezas que están estragadas por el vicio de una voluntad mala, en cuanto están viciadas y estragadas son malas, y en cuanto son naturalezas son buenas. Y cuando la naturaleza viciada está sufriendo penas, además de lo que es ser naturaleza, también es en aquel caso bueno el no estar sin castigo, porque eato es justo, y todo lo juato sin duda es bueno; en atención á que ninguno paga las penas debidas por su culpa por los vicios naturales, sino por los contrarios; pues hasta el vicio que por la costumbre habitual y por el demasia fomento ha adquirido tales fuerzas que se ha hecho como natural, de la voluntad tomó su primer principio; por cuanto hablamos al presente de los vicios de la naturaleza que posee un entendimiento capaz de la luz inteligible, con la que distinguimos y diferenciamos lo justo de lo injusto.



CAPÍTULO IV

De la naturaleza de las cosas irracionales ó que carecen de vida, la cual, en su género y orden, no discrepa ó desdice de la hermosurs y decoro del universo.


Pasando á la consideración de los demás entes, seguramente que el imaginar que los vicios de las bestias, árboles y de las demás cosas mudables y mortales, y que carecen de entendimiento, sentido ó vida, con que su imbécil y disoluble naturaleza se estraga y corrompe son dignos de reprensión, es asunto digno de risa.

Habiendo recibido las criaturas este orden por volun-