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San Agustín
342 SAN AGUSTIN impulso de su naturaleza, sino con sus vicios, con los cuales no son bastante poderosos á dañar al Señor en cosa alguna, sino á sí mismos, pues son enemigos precisamente por la voluntad que tienen de resistir, y no por la potestad que obtengan de ofender, porque Dios es inmutable y totalmente incorruptible, y por eso el vicio con que resisten á Dios los que se llaman sus enemigos no es mal para Dios, sino para sí propios, y esto no por otra causa sino porque estraga y relaja con ellos lo bueno que tiene en sí la naturaleza. Así, pues, la naturaleza no es contraria á Dios, sino el vicio, porque lo que es malo es contrario á lo bueno. ¿Y quién podrá negar que Dios es sumamente bueno? El vicio, pues, es el que es contrario, á Dios, así como lo malo á lo bueno.

Así, es un bien la naturaleza al que vicia y estraga el vicio, por lo que es contrario también á este bien; pero á Dios solamente, como á lo bueno lo malo; mas á la naturaleza que vicía y relaja no sólo es como malo, sino como dañoso, porque no hay mal alguno que sea dañoso á Dios, sino á las naturalezas mudables y corruptibles; pero, sin embargo, son buenas por el testimonio aun de los mismos vicios; mediante á que si no fueran buenas, los vicios no las pudieran causar daño.

¿Porque qué es lo que les inspiran y motivan con su daño, sino quitarles su integridad, hermosurs, salud, virtud y todo lo bueno, de que suele despojarse y desposeerse á la naturaleza por el vicio? Lo cual, si totalmente no se halla en ella, así como no le priva de cosa buena, así tampoco la hará daño, y, consiguientemente, no será vicio; porque ser vicio y no hacer daño no puede ser. De donde infiere que aunque el vicio no puede dañar al bien inmutable, sin embargo, no puede dañar sino á lo bueno, por cuanto no se halla sino donde hace daño. Puede decirse también esto así, que no puede haber vieio en el sumo bien; y menos pue