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San Agustín

propia voluntad y no la del que la crió. Así que este precepto y mandamiento de no comer de un solo género de comida, donde había tanta copia y abundancia de otras cosas, mandamiento tan fácil y ligero de guardar, tan breve y compendioso para tenerle en la memoria, principalmente donde aun el apetito no contradecía á la voluntad, lo cual se siguió después de la pena de la infracción del precepto, con tanta mayor injusticia se violó y quebrantó, con cuanta mayor facilidad y observancia se pudo guardar.



CAPÍTULO XIII

Que en el pecado de Adán para hacer la mala obra precedió mala voluntad.


Pero antes principiaron á ser malos en secreto que viniesen á dar y caer en aquella manifiesta inobediencia, porque no llegaran á ejecutar aquel horrendo pecado «si no precediera mala voluntad». Y el principio de la mala voluntad, ¿qué pudo ser sino la soberbia? Porque (1) «la cabeza y fuente de todos los pecados es la soberbia». ¿Y qué es la soberbia sino ana ambición yapetito de una perversa grandeza? Porque es maligna alteza querer el alma en algún modo hacerse y ser principio de sí misma, dejando el principio con quien debe estar unida. Esto sucede cuando uno se complace demasiado á sí mismo, y complácese á sí mismo de esta manera, cuando declina y deja aquel bien inmutable que debió agradarle más que ella á sí propia. Esta declinación y defecto es espontáneo y voluntario, porque si (1) Eccles., cap. X. Initium omnis peccati superbia est.