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San Agustín

güenzas, que algunos bárbaros ni aun en los baños se las desnudan, pues se laban teniéndolas cubiertas, y aun los gimnosophitas, filósofos que van en cueros y habitan en lugares solitarios de la India, cúbrense aquellas partes, llevando lo demás del cuerpo desnudo.



CAPÍTULO XVIII

Del pudor de la cópala, no sólo la vulgar, sino también la conyugal.


Cuando se quiere satisfacer deseos lujuriosos, no ya con estupros que obligan á buscar las ocultaciones para evitar el rigor de las leyes humanas, sino en el uso común de las rameras, torpeza que considera lícita la sociedad terrenal, quien lo hace, aunque esta licencia la permitan ó toleren las leyes, huye de que nadie le vea..

Los mismos burdeles, por la natural vergüenza, procuran el secreto, y más fácilmente la deshonestidad pudo no tener ley ni pena que la prohibiese, que la desvergüenza quitar los escondrijos y secretos de aquella torpeza, llamada así hasta por los mismos que la aman, sin atreverse á hacer ostentación de ella.

El acto conyugal, que conforme á las leyes del matrimonio se hace para la generación de los hijos, aunque sea lícito y honesto, no busca también aposento donde no sea visto? ¿Por ventura no se echa fuera á todos los criados? Y hasta los mismos paraninfos y padrinos, y cuantos la amistad ó el parentesco les había dado allí entrada, ¿no son despedidos antes de que el esposo comience á acariciar á la esposa?

Un gran maestro de la elocuencia dice que todas las buenas obras piden la luz, es decir, aspiran á ser cono..