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La ciudad de Dios

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«Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre y se juntará con qu mujer, y los dos serán una misma carne?» No son, pués, ya dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre»».

Es, pues, indudable que desde el principio fueron creados los dos sexos en dos seres distintos, como ahora existen, y que se les llama un solo hombre ó unión del matrimonio ó á causa del origen de la mujer, formada del costado del hombre; origen que aprovecha el apóstol para recomendar que los hombres amen á sus mujerespor la



CAPÍTULO XXIII

Si Adán y Eva hubiesen tenido hijos en el Paraiso, en el caso de no pacar.


Los que defienden que Adán y Eva no engendraran hijos sí no pecaran ¿defienden acaso otra cosa sino que, para aumentar el número de los santos, era necesario el pecado del hombre? Porque si no podían engendrar sino pecando, y si no engendraban quedaban sólos, para que hubiese no ya dos hombres, sino muchos, era necesario el pecado, Imposible es defender este absurdo. ¿No es mejor creer que el número de los santos, necesario para poblar aquella bienaventurada ciudad, fuera tan grande, aunque nadie hubiese pecado, como lo es ahora que la gracia de Dios los elige entre la multitud de pecadores, mientras los hijus de este siglo son engendrados y engendran? Así pues, si el primer matrimonio digno de la felicidad del Paraíso no hubiese pecado, tuviera descendencia digna de su amor, y no apetito que lo avergonzara Cómo pudiera ser esto? Ahora no hay ejem•