Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/13

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
11
La ciudad de Dios

.1 poco pudiera haber este mismo contraste y batalla, si después de la regeneración y bautismo no pudieran los santos padecer muerte corporal. ¿Y quién habría que, con los pequeñuelos que se han de bautizar, no acudiese á la gracia de Jesucristo, principalmente por no apartarse y dividirse del cuerpo? No se estimaría, pues, la fe por el premio invisible, ni sería ya fe, hallando y recibiendo de contado el premio de sua fatigas.

Pero de esta otra conformidad con mucha mayor y más admirable ventaja de la gracia del. Salvador, vemos la pena del pecado convertida en utilidad y aprovechamiento de la justicia; porque entonces dijo Dios al hombre: «morirás si pecarea», y ahora dice al mártir: «muere porque no peques»; entonces les dijo: «sí quebrantássis el mandamiento, moriréis de muerte»; ahora les dice: «si rehusárais la muerte, quebrantaréis el precepto». Lo que entonces debió ponerles freno y temor para no pecar, ahora lo deben admitir y abrazar para que no pequen; y de esta manera, por la inefable misericordia de Dios, la misma pena de los vicios se convierte y trueca en armas para la virtud, y viene á ser mérito del justo aun el castigo del pecador,porque entonces se ganó la muerte pecando, y ahora se cumple la justicia muriendo. Pero esto se entiende en los santos mártires, á quienes el tirano les propone una de dos, o que abjuren la fe ó padezcan la muerte, porque los justos más quieren, creyendo, padecer lo que al principio, no creyendo, padecieron los pecadores: pues si estos no pecaran no murieran; pero aquellos pecarán si no mueren. Así que murieron aquéllos porque pecaron, éstos no pecan porque mueren; sucedió por culpa de aquellos que incurriesen en el castigo, sucede por la pena de éstos que no caigan en la culpa, no porque la muerte se haya convertido en coвa buena, siendo antes mala, sino porque Dios dió tanta gracia á la