Página:La ciudad de Dios - Tomo III.pdf/175

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
173
La ciudad de Dios

modo su mujer Eva para sus hijos é hijas fué madre y suegra. Si fueran dos mujeres, una madre y otra suegra, más copiosamente se uniera el amor civil y social. Finalmente, la hermana, porque venía á ser esposa, siendo una, tenía dos parentescos, los cuales, distribuídos en diferentes personas, de manera que una fuese la hermana y otra la esposa, se acrecentaba la afinidad social con más número de hombres. Pero entonces no había posibilidad de hacerlo así por no haber otros que los hermanos y hermanas, hijos de los dos primeros hom bres. Posteriormente, cuando fué posible, se estableció que, habiendo abundancia, recibiesen por esposas y mujeres las que no eran ya hermanas, y que no sólo no hubiese necesidad de hacer aquello, sino que si se hiciese fuese pecado. Porque si los nietos de los primeros hombres que podian ya recibir por mujeres á sus primas, se casaran con sus hermanas, vinieran á formarse en un hombre, no ya dos, sino tres parentescos, cuando lo conveniente era extender estos lazos para estrechar más el amor con una afinidad más numerosa; evitando que un hombre fuese de sus hijos casados, es á saber, del hermano ligado con su hermana, padre, suegro y tío, y su mujer de los mismos hijos comunes madre, suegra y tía, y asimismo los hijos de éstos entre sí no sólo fueran hermanos y maridos, sino también primos, porque eran también hijos de hermanos. Todos estos parentescos que trababan con un hombre tres hombres, trabaran con el mismo nueve si se hiciera cada matrimonio con persona de otra familia, de manera que viniera á tener un hombre á una por hermana, á otra por mujer, á otra por prima; á uno por padre, á otro por tio, á otro por suegro; á una por madre, á otra por tía, á otra por suegra; y de esta conformidad el vínculo civil con las frecuentes afinidades y parentescos se extendiera y derramara más copiosa y numerosamente.